jueves, 30 de diciembre de 2010

La Fundación O´Belen y las cloacas del capitalismo


Desde que los gurús del neoliberalismo han conseguido convertir su doctrina económica en el modelo único e indiscutible, se puede observar cómo sus premisas son puestas en práctica en todos los ámbitos de la vida social.
Una de las premisas del pensamiento neoliberal es aquella que señala que todo aquello que sea susceptible de introducirse en el mercado debe introducirse para así conseguir que las leyes de la oferta y la demanda de un mercado libre regulen una competencia que establecerá el crecimiento y desarrollo de los proyectos económicos y empresariales que mejor cubran la demanda social, etc. No queremos alargarnos en explicar los principios del neoliberalismo que tantos desatinos están causando en la economía global y en esa cosa, casi imperceptible para estos economistas, que se denomina “ser humano”.
Lo que pretendemos es centrarnos en cómo las políticas neoliberales llegan a todos los ámbitos dando una vuelta más de tuerca a los principios tradicionales del capitalismo. Por ejemplo, en el ámbito carcelario.
Los distintos modelos sociales europeos de la segunda mitad del siglo XX han pretendido encauzar las numerosas contradicciones que genera un sistema económico como el capitalismo. Este sistema económico (presuntamente) ensalza los méritos, y, por otra parte, los más débiles, los que no consiguen adaptarse a los valores del mérito personal, en no pocas ocasiones se ven abocados a la marginación. Esta marginación ha sido tradicionalmente reprimida a través de instituciones como las penitenciarias. Instituciones en manos del Estado que presuntamente pretendían integrar esa marginación dentro de los cauces de la normalidad social. Lo cierto es que estas instituciones poco o nada han integrado y por eso cumplen una función casi exclusivamente represiva que ahora gracias a los nuevos modelos económicos neoliberales alcanzan una nueva dimensión. Aquí es donde entran en juego empresas de lo social, que, por ejemplo, gestionan cárceles de menores de edad (“centros cerrados de menores” se les suele denominar eufemísticamente). Ahora, la supuesta función integradora (en realidad represiva) que, como hemos dicho, tenían como objetivo principal las instituciones penitenciarias se trastoca. Así la dualidad castigar/integrar que en distinto grado cumple la cárcel se ve modificada al introducirse valores empresariales que hacen de estas instituciones, negocios gestionados por intereses privados financiados de forma directa o indirecta por el Estado.
De este modo se ha producido la cuadratura del círculo. El capitalismo genera marginación en ciertos sectores de la clase obrera, dicha marginación genera delincuencia, y la represión de dicha delincuencia, como en los centros de menores, se convierte en un negocio redondo para unos pocos. Negocio financiado principalmente con los impuestos de todos. Con el modelo anterior se suponía que la cárcel era un mal necesario para mantener la convivencia en la sociedad. Ahora ya no es un mal necesario sino una oportunidad para los tiburones de negocios. Bienvenidos a las cloacas del capitalismo.
Además de explicar de forma muy simplificadora cómo los principios neoliberales impregnan el negocio de las cárceles de menores, queremos aprovechar este comunicado para desmentir el contenido de un documento que nos llegó hace algo menos de dos meses:
El Colectivo No a O'Belén nos hizo llegar un documento de la Fundación O'Belén donde en su apartado sobre asuntos sindicales se mostraba la bandera de la CNT con sus siglas junto a la de distintos sindicatos de diverso pelaje. Teniendo en cuenta la nefasta reputación de O'Belén debida a sus “prácticas” que cualquiera puede conocer visitando unas cuantas páginas de diarios convencionales, decidimos exigir la retirada de nuestras siglas de su documento. La CNT jamás ha firmado ningún acuerdo de ningún tipo con estos señores. Tras un mes de presiones hemos conseguido recientemente la retirada de nuestro emblema de dicho documento pese al descaro de los responsables que jamás dieron la cara ante nuestro sindicato.
Dicho todo esto, sólo podemos seguir reafirmándonos en nuestra lucha por un mundo con decencia, es decir, un mundo sin cárceles. Para construir ese mundo, el comunismo libertario, seguimos creyendo hoy como hace cien años en los principios del apoyo mutuo y la fraternidad, el asamblearismo, la acción directa y la autogestión que toman forma en una organización: la Confederación Nacional del Trabajo.
Sindicato de Enseñanza e Intervención Social de CNT

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